Cansada
de ver que la sociedad si sabia como hacerme sentir miserable, era Lo que yo no
esperaba de mi, Mis notas deben ser más
altas. Mi peso debe ser más bajo. Mi estómago debe estar más plano. Mi cartera
debe estar más llena. Mi piel debe ser más blanca. Mis dientes deben ser más
blancos. Mi corazón debe ser más fuerte. Mis amigos necesitan ser más feos. Mi
cara necesita ser más linda. Mi cabello necesita ser más largo. Mi falda debe
ser más corta. Mi cuerpo necesita ser más ardiente. Mi imagen debe ser más
genial. Mis pechos deben ser más grandes. Mi cintura debe ser más pequeña
y es que a las niñas nos enseñan muchas cosas. Si un
niño te pega, le gustas. Y un día conocerás a un hombre maravilloso y tendrás
tu final feliz. Cada película que vemos y cada historia que nos cuentan,
imploramos el giro del tercer acto: La declaración inesperada de amor. A veces
nos concentramos tanto en el final feliz que no aprendemos a interpretar las
señales, a diferenciar entre los que nos quieren y los que no.. Entre los que
se van a quedar y se van a ir. Y quizá el final feliz no incluye un tipo
maravilloso: quizá el final eres tú, sola recogiendo los pedazos y volviendo a
empezar. Liberándote para encontrar algo mejor en el futuro. Quizá el final
feliz solo consiste en seguir. O quizá este es el final feliz: Saber que a
pesar de todas las llamadas y corazones rotos, a pesar de todos los errores y
las señales malinterpretadas, a pesar de todo el dolor y la vergüenza, tú
nunca, nunca perdiste las esperanzas, cuantas veces creí que me perseguía la
felicidad, mientras que todo el tiempo iba esquivando a la tristeza, como no olvidar esos momentos en
los que miras atrás, y no sabes exactamente lo que pasó, sólo sabes que desde
que pasó, nada volvió a ser como antes. Solo quiero sumergir mis
recuerdos en una taza de café, mis libros a medio leer. Necesito estar bien,
secar la sal de mis ojos y sonreír más. Pero, sobre todo, necesito olvidar y
proponerme a volver a empezar.
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