viernes, 21 de diciembre de 2012


Cansada de ver que la sociedad si sabia como hacerme sentir miserable, era Lo que yo no esperaba de mi, Mis notas deben ser más altas. Mi peso debe ser más bajo. Mi estómago debe estar más plano. Mi cartera debe estar más llena. Mi piel debe ser más blanca. Mis dientes deben ser más blancos. Mi corazón debe ser más fuerte. Mis amigos necesitan ser más feos. Mi cara necesita ser más linda. Mi cabello necesita ser más largo. Mi falda debe ser más corta. Mi cuerpo necesita ser más ardiente. Mi imagen debe ser más genial. Mis pechos deben ser más grandes. Mi cintura debe ser más pequeña y es que a las niñas nos enseñan muchas cosas. Si un niño te pega, le gustas. Y un día conocerás a un hombre maravilloso y tendrás tu final feliz. Cada película que vemos y cada historia que nos cuentan, imploramos el giro del tercer acto: La declaración inesperada de amor. A veces nos concentramos tanto en el final feliz que no aprendemos a interpretar las señales, a diferenciar entre los que nos quieren y los que no.. Entre los que se van a quedar y se van a ir. Y quizá el final feliz no incluye un tipo maravilloso: quizá el final eres tú, sola recogiendo los pedazos y volviendo a empezar. Liberándote para encontrar algo mejor en el futuro. Quizá el final feliz solo consiste en seguir. O quizá este es el final feliz: Saber que a pesar de todas las llamadas y corazones rotos, a pesar de todos los errores y las señales malinterpretadas, a pesar de todo el dolor y la vergüenza, tú nunca, nunca perdiste las esperanzas, cuantas veces creí que me perseguía la felicidad, mientras que todo el tiempo iba esquivando a la tristeza, como no olvidar esos momentos en los que miras atrás, y no sabes exactamente lo que pasó, sólo sabes que desde que pasó, nada volvió a ser como antes. Solo quiero sumergir mis recuerdos en una taza de café, mis libros a medio leer. Necesito estar bien, secar la sal de mis ojos y sonreír más. Pero, sobre todo, necesito olvidar y proponerme a volver a empezar.


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